El cárter y el respiradero del motor pueden estar contaminados por ácidos, aceite solidificado, o pequeñas partículas de carbón o metal, que se han ido acumulando a lo largo del tiempo. Todo esto degrada y contamina rápidamente el mejor aceite y los mejores filtros. Los ácidos y el aceite solidificado atacan también la pintura o imprimaciones interiores de la culata y el cárter, que son arrastradas por el aceite e introducidas en los conductos de lubrificación.
Es esencial que el sistema completo de lubrificación este "clínicamente limpio" antes de montar otro turbo nuevo o reparado.