El turbo se diseña para ser utilizado a una temperatura máxima determinada por el fabricante del vehículo y el fabricante del turbo usa diferentes materiales según la temperatura a la que vaya a trabajar el turbo.
Si utilizamos el turbo a mayor temperatura de la especificada se producirá una avería. Incluso aunque no se hayan variado las especificaciones originales del vehículo, todos los componentes del motor se desgastan con el tiempo, produciendo cambios que pueden hacer aumentar la temperatura de los gases de escape.
Un mantenimiento rutinario no es suficiente para detectar estos fallos en vehículos con muchos kilómetros de uso.
En los vehículos más modernos con central electrónica estos fallos son más fáciles de detectar, y son menos comunes.
Realizar mantenimientos más exahustivos, que pueden evitar cualquier problema futuro. Al principio es más costoso pero a la larga nos ahorraremos dinero.